La pandemia ha traído cambios sustanciales en el ámbito empresarial. Especialmente, las estrategias de gestión de producto y las metodologías de trabajo se han visto afectadas por los nuevos hábitos surgidos de las restricciones, demandas y necesidades surgidas. Este cambio de paradigma ha generado la necesidad de redefinir y actualizar dichas estrategias para enfocarse en la presencia online y dar respuesta a lo que busca el consumidor postpandemia.
Hoy más que nunca, las empresas tienen que contemplar, a nivel de negocio, el diseño de productos novedosos y digitales, y, desde un punto de vista interno, la definición de procesos internos que impulsen la eficiencia, la productividad y la creatividad en sus equipos con el objetivo de que estos estén preparados para adaptar sus modelos y estrategias al nuevo entorno. De hecho, los expertos de The Valley inciden en que estos dos factores son determinantes en la consecución de buenos resultados de las empresas.
“Las compañías deben basar sus estrategias de negocio en la agilidad, la innovación y la digitalización. Pero para ello, es imprescindible que los profesionales estén preparados con los conocimientos y habilidades de negocio necesarios para entender y afrontar los aspectos más relevantes del entorno digital y la innovación aplicados al ámbito del negocio para lograr resultados. Se trata de priorizar las metodologías de trabajo y la estrategia de gestión de producto para trabajar de la forma más eficiente y creativa posible y ofrecer al usuario lo que busca”, así lo explica Juan Luis Moreno, Chief Innovation Officer en The Valley.
Una estrategia de producto definida e innovadora puede ayudar a una empresa a crecer y adaptarse a las nuevas circunstancias
En la economía digital, la innovación es clave para el éxito de las empresas. Los consumidores quieren alternativas, tanto a sus productos tradicionales como a los productos digitales, y aquellas empresas que ofrezcan productos y servicios digitales e innovadores adaptados a estas demandas, jugarán con ventaja. Pero para ello, es imprescindible contar con expertos en negocio digital, diseño de producto, analítica o desarrollo capaces de gestionar e innovar en los productos y servicios aportando un valor diferencial para lograr el crecimiento de su negocio.
A la hora de crear y gestionar nuevos productos, la clave es que los equipos trabajen de forma estratégica y con los modelos más ágiles y eficientes para identificar problemas y oportunidades de innovación, generar soluciones, tomar decisiones acertadas y desarrollar iniciativas, basándose siempre en datos reales sobre sus clientes, qué buscan, cómo lo buscan y qué necesitan.
Esta estrategia es muy importante para la consolidación y crecimiento tanto de startups como pymes y grandes empresas. Por un lado, permite reducir el margen de error a la hora de crear y gestionar nuevos productos para fidelizar a los clientes y cumplir con los objetivos de negocio. Por otro, es clave en un entorno en el que las compañías tienen cada vez más competencia y hacer que un producto destaque sobre otros similares supone un gran reto. Y es allí donde recae también la importancia de contar con una estrategia de marketing 360º para llegar a los públicos objetivos a través de los diversos medios que consumen.
Entre otros beneficios de una buena estrategia de gestión de producto se incluyen la toma de decisiones basada en datos, el crecimiento del negocio gracias al Growth Hacking, el desarrollo de productos más rápido y ágil y la satisfacción de las demandas de los usuarios. Si los productos son exitosos, el negocio también lo será.
En este sentido, también es importante dotar a las plantillas de las herramientas y la formación necesaria para ser más exponenciales. Impartir programas en Digital Business, sin duda, será el mejor punto de partida para innovar en estas estrategias de producto.
La importancia de implantar metodologías de trabajo innovadoras para impulsar la eficiencia, productividad y creatividad en la empresa
Las nuevas metodologías de trabajo suponen un cambio de mentalidad en todos los niveles del trabajo: los principios, el liderazgo, las formas de trabajo, los roles, los equipos, o la transparencia. Así, el objetivo está en lograr un modelo organizativo más líquido, adaptivo y flexible que permita responder ante un entorno de cambios constante, teniendo como premisa la aportación continua de valor, la optimización de recursos, la reducción de tiempos o las estructuras organizativas.
Se trata de modelos de trabajo que fomentan la innovación y la creatividad en los equipos impulsando nuevas formas de pensar y de desarrollar los proyectos con el fin de lograr un objetivo de negocio. Al ser metodologías que generalmente se realizan en equipo, fomentan el desarrollo de nuevas ideas y la colaboración, lo que permite que los procesos sean más productivos y eficientes. Además, estos modelos están caracterizados por tener muy definidas las fases de desarrollo de trabajo y por la evaluación y medición constante, lo que permite reducir los riesgos y asegurar en mayor medida su éxito a largo plazo.
El cambio de mindset hacia una cultura corporativa en la que la innovación y la agilidad sean las premisas, facilita la puesta en marcha de estrategias creativas para desarrollar nuevos modelos de negocio. Aquellas empresas adaptativas que prioricen la aportación de valor añadido y que cuenten con modelos de liderazgo innovadores, estructuras organizativas definidas y procesos internos innovadores y flexibles, serán más exitosas en el nuevo entorno.
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Fuente original: Comunicae.es.